sábado, 9 de abril de 2011

ALERGIAS E INTOLERANCIAS A LOS ALIMENTOS

Huevo, leche, cereales, pescado...son productos saludables y necesarios, pero hay personas que no los toleran, ya sea por causas inmunológicas (alergias) o metabólicas (intolerancias). Para no sufrir carencias nutricionales, hay que detectar este problema a tiempo y aprender a convivir con él.
Se tratan de trastornos cada vez más frecuentes que influyen negativamente en la calidad de vida de quienes los sufren. Esto es lo que hay que hacer en cada caso.

ALERGIAS
Cuando sentimos molestias casi inmediatamente después de haber comido, lo más probable es que nos encontremos ante un claro caso de alergia alimentaria, es decir, la reacción adversa del organismo ante un determinado alimento.
¿Por qué se produce?
El sistema inmunológico de la persona alérgica identifica el alimento en cuestión como perjudicial, provocando una respuesta anormal y segregando una sustancia química llamada histamina en gran cantidad.
Síntomas
Tras tomar el alimento al que se es alérgico, los niveles altos de histamina pueden producir una serie de síntomas que, en muchos casos, necesitarán atención médica, como molestias gastrointestinales (dolor abdominal, diarrea, vómitos…), dermatológicas (urticaria) y respiratorias (dificultad para respirar, prurito y congestión nasal…). También puede darse el denominado síndrome de alergia oral: picor en la boca, lengua y garganta. En contadísimas ocasiones pueden producirse el denominado “shock anafiláctico”, un trastorno muy grave que debe tratarse con urgencia.
Los alimentos que las provocan
Las alergias alimentarias más frecuentes en adultos son a las frutas, sobre todo al melón y al melocotón, a los frutos secos, al marisco, al pescado, a los cereales y al huevo.
Por lo que respecta a los niños menores de 4 años, las más habituales son a la leche de vaca, al huevo y al pescado. Entre los 5 y los 9 años, ganan las frutas y los frutos secos.
Tratamiento
Ante un posible caso de alergia, lo primero que debemos hacer es acudir al especialista para someternos a un análisis, al mismo tiempo que retiramos por completo el alimento sospechoso de nuestra dieta. Para evitar déficits nutricionales, es conveniente sustituir el alimento en cuestión por otro de valor nutritivo similar. En algunos casos, las alergias desaparecen espontáneamente, sobre todo en edades tempranas.

INTOLERANCIAS
Aunque es fácil confundida con la alergia, la intolerancia no es un problema inmunológico sino metabólico. Se trata de la carencia de unas enzimas necesarias para digerir determinados alimentos. Así, en la intolerancia a la leche, la causa es la insuficiencia de la enzima lactasa, que impide la correcta digestión de la lactosa (el azúcar de la leche). Al no digerirse, es fermentada por las bacterias del colon, produciendo molestias digestivas.
Síntomas
Lo más habitual es que se traten de señales difusas, difíciles de diagnosticar y que no siempre se relacionan con el alimento que los causa: exceso de gases en el intestino, dolor abdominal, vómitos, diarrea, etc.
Los alimentos que la provocan
En principal es la leche, por su contenido en lactosa. Mucho menos comunes son la intolerancia al azúcar común (sacarosa), al azúcar de la fruta (fructosa) o a determinados edulcorantes artificiales, como el sorbitol.
Tratamiento
En este caso, no se aconseja eliminar totalmente el alimento de la dieta, ya que pueden darse importantes carencias nutricionales. En el caso de la intolerancia a la lactosa, para no sufrir déficit de calcio y vitaminas A y D, se aconseja aumentar el consumo de lácteos como el yogur o el queso curado, ya que tienen menos lactosa. En algunos establecimientos se puede encontrar, incluso, yogures sin lactosa.

CELIAQUÍA, UN CASO APARTE
En la enfermedad intestinal crónica más frecuente y se manifiesta al consumir gluten, un conjunto de proteínas presente en cereales como el trigo, la avena, el centeno y la cebada. No se trata, sin embargo, ni de una alergia ni de una intolerancia, sino de un trastorno distinto.
Por qué se produce
El gluten que contiene estos alimentos daña el revestimiento del intestino delgado porque le provoca una reacción anormal. Como consecuencia de ello, el organismo no es capaz de absorber los nutrientes de los alimentos, pudiéndose llegar a un estado de desnutrición.
Síntomas
A corto plazo, este trastorno produce irritabilidad, falta de apetito, distensión y dolor abdominal, deposiciones frecuentes y vómitos. Cuando aparece en la niñez, produce retraso en el desarrollo debido a la falta de nutrientes.
Tratamiento
La única solución es mantener una dieta libre de gluten. Una vez adoptada esta medida, en tan sólo dos semanas se eliminan los síntomas y, después de unos pocos meses, se corrigen los estados de desnutrición.
Para no sufrir carencias, hay que mantener una dieta equilibrada en la que no falten alimentos como los cereales sin gluten (arroz, maíz, mijo y sorgo), frutas y verduras, legumbres, patatas, leche, carnes, pescados, huevos, etc. 

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